jueves, 28 de abril de 2011
miércoles, 27 de abril de 2011
CASSETTE DE LOS RECUERDOS
La música tiene muchas particularidades. Una de ellas, la de llevarte al pasado. Una canción puede hacerte recordar momentos vividos que bien podríamos haber eliminado -momentáneamente- de nuestras mentes.
De acuerdo con la Real Academia Española, es el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.
Familiares que ya no están con nosotros, viejos amigos, lugares en los que pasamos buenos momentos. La música tiene la magia de revivirlos.
Un Fiat Premio gris del año 93, la carretera y el paisaje campestre a mí alrededor, mis padres –más flacos y con menos canas-, mi hermana –aún niña- y varios cassettes amontonados en la guantera. Todo eso pasa por mi interior cada vez que escucho a Ricardo Montaner. Debo reconocer que en la actualidad me resulta un tanto desagradable. No me cae bien su cara regordeta y “retocada”. Tampoco me simpatizan sus últimos hits. Pero si en alguna radio pasan Déjame llorar me olvido automáticamente de todo eso. Estoy en el pasado, un lindo pasado.
El cassette de Ricardo Montaner -cuya cinta debía ser constantemente “reparada” con la ayuda de una lapicera- me remonta a mi niñez: viajes en familia, horas de carretera y de jugar al “veo, veo”. Mi padre haciendo “bobadas” para divertirnos a mí y a mi hermana; mi madre poniendo orden cuando nos aburríamos y comenzábamos a pelear. Las hermosas casas de Solís, el Nintendo y Mario Bros. Todos parte del ayer. Parte de una época ya lejana, pero a la que me gusta acercarme.
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GALANES Y CHAMUYEROS
Foto: recopado.otrosbuenosaires.com |
No hay una sola manera de conquistar una mujer. Ser lindo o feo, flaco o gordo, tener plata o andar pelado son factores que inciden, pero en un porcentaje mínimo.
¿Acaso no les es típica la imagen del feo simpaticón tomado de la mano de una hermosa fémina? También se suelen ver lindos pibes que no tienen ese carisma sexual y se tienen que conformar con la gordita dominante.
El origen de esta realidad es el chamuyo, “palabrería que tiene el propósito de impresionar o convencer” según la Real Academia Española. Gracias a este recurso de seducción es que muchachos que no contaron con la bendición de la naturaleza, tienen casi las mismas posibilidades de conseguir una buena acompañante que los que sí la recibieron.
Las armas de un chamuyero son innumerables. La parla es la más popular, pero también hay actitudes que valen más que mil palabras. Aclaro que el chamuyo no es exclusivo de la noche, o de los bailes. Se aplica en cualquier situación en donde haya representantes del sexo opuesto.
Generalmente se relaciona al galán con el chamuyo. Personalmente no creo que tengan mucha correlación. Un verdadero galán es aquel que utiliza el chamuyo pero en cantidades reducidas. Casi que prescinde de él, lo emplea como último recurso. Un verdadero galán es alguien con prestancia y carisma (no necesariamente tiene que ser fachero). Tiene ese “no sé qué” que atrae a las chicas sin necesidad de chamuyarlas.
Asimismo, su característica principal (que acompaña al resto de los atributos necesarios para ser un “Don Juan”, pero que no puede faltar de ninguna manera), es el respeto hacia el sexo femenino. El verdadero galán ama a las mujeres. Pero las ama de verdad. Las trata con consideración y cortesía. No “liga” y habla sino que “gana” y calla.
Un tipo que cuenta para subir su ego lo que hizo con una chica, antes de siquiera haberla llamado al día siguiente es un mal galán. Es regla excluyente. Aquel que va de chica en chica a puro chamuyo no es galán, es pirata, y un pirata no es un caballero. Silogismo puro.
martes, 19 de abril de 2011
miércoles, 13 de abril de 2011
YO, EL NEGRO
“Odio al colorado” -me dijo el colorado cuando terminó el partido. Sin ninguna razón aparente que justificara ese odio, mi amigo –el “Colo” Mario- me hizo esa confesión que no logré entender de entrada.
¿Qué pasó? –le pregunto.
Nada. Está de vivo –me contesta.
Sin darle más bola (roces del juego supuse), miro a mi alrededor. Veo a los cuatro gurises que completan el equipo de fútbol cinco de todos los miércoles a la noche. Son mis cuatro amigos del alma.
A Mario lo conozco desde que tengo cinco años. Al principio no nos llevábamos bien, hasta que un día me sentaron junto a él en una clase de historia; nuestra cualidad para burlarnos de los defectos de los demás -sin que nos importaran las miradas acusadoras mientras nos cagábamos de la risa- nos unió.
Los otros tres: el chiquito gracioso, el fachero buena gente y el amargo del grupo. Yo: el “Negro”. Y es que todos los grupos de amigos están conformados con uno de cada uno de estos “especímenes”. Con características distintas y bien demarcadas, pero unidos por una cualidad –como mínimo- en común. En nuestro caso, la inmadurez llevada al extremo.
Al insultar a su par colorado –rival de turno en ese fútbol cinco, pero buena gente- Mario me hizo notar que nunca sumaríamos a ningún otro pibe al grupo selecto de los cinco. No a menos que tuviera una característica extra, fuera de las ya existentes. No era un simple “roce del partido”; el Colo no iba a permitir que otro pelirrojo se sume tan fácilmente a los viernes de playstation. Para colorados ya está él. Es una fija. No puede haber otro. No sería lo normal.
Pónganse a pensar un segundo cada vez que ven un grupo de amigos. Mírenlos con atención: uno gordo, uno flaco, uno lindo, un gracioso y un amargado. Aunque es verdad, existen otras combinaciones posibles. Por ejemplo, el gordo puede ser gordo y feo, el flaco puede ser gracioso y el lindo un amargado. Pero no cambian mucho esta realidad.
Yo no permitiría que haya otro “negro”. Bastante me costó asimilar mi apodo sin enojarme siquiera un poco; no voy a permitir que venga un negro ajeno -ya bautizado por otros- a mi grupo de amigos, así como si nada. Si aceptaría que otro de sus “atributos” fuera resaltado: el “Diente”, por decir algo.
Somos nosotros. El “Colo”, el chiquito gracioso, el fachero, el amargo y yo. El “Negro”. No sería normal que fuese de otra manera.
PROBLEMA BRAVO
Grupos de personas que utilizan la pasión que genera el deporte. La utilizan como excusa, se escudan detrás de ella. Para armar negocios, para ser violentos. Esas son las barras bravas.
Esta semana se hizo público que el Ministerio del Interior contactó a Pablo Alabarces (ex asesor del gobierno argentino) para que estudiara el modo de funcionamiento de las barras del fútbol uruguayo y formulara propuestas de seguridad.
El Ministerio comenzó mal. Argentina es el país que más dificultades tiene con estos grupos violentos. No solo no han solucionado, sino que ha empeorado. El objetivo no debe ser controlarlos o tranquilizarlos, sino erradicarlos.
Alabarces: autor de libros de referencia sobre el tema en Argentina. Escribe libros, es contratado por los gobiernos. El problema persiste.
¿Acaso alguien en su sano juicio termina con su fuente de trabajo?
Con las medidas de seguridad, vallados, pulmones y muchos policías no se termina el problema.
Foto: espndeportes.espn.go.com |
En el caso de Peñarol y Nacional, sus barras son fáciles de localizar. Salen siempre de la sede de sus clubes. Entre semana se los puede ver rondando por ese lugar, o visitando los entrenamientos. Reciben entradas, pero no solo para ellos. Tienen entradas para revender, así como camisetas oficiales de los jugadores.
La policía sabe quiénes son, dónde están y cómo se manejan. Lo sé yo, y lo sabe cualquiera medianamente empapado con el mundo del fútbol.
Me pregunto qué sabe un argentino que no sepamos nosotros. Cuáles son las razones por las que este señor solucionaría un problema que ni siquiera ha podido controlar en su propio país. No encuentro respuestas.
El gobierno dio un paso atrás en la lucha contra las barras bravas. No se intenta más erradicarlos. Ya aceptaron que son un mal instalado y buscan controlarlo. Estamos igual que Argentina diez años atrás. Estamos ante un problema bravo.
miércoles, 6 de abril de 2011
ARTESANOS
La Intendencia de Montevideo es permisiva con algunos. Pero muy severa con otros. Viene empleando un plan de liberación de espacios públicos, que significa despejar de “indeseables” aquellos lugares que disfruta el resto de la ciudadanía.
Foto: artesanoscagancha.blogspot.com |
Ayer a la tarde los artesanos que habitualmente se ubican en la Plaza Independencia fueron expulsados de su lugar del trabajo. La policía -ordenada por la IM- se encargó del procedimiento apoyada por el servicio de 222 –contratado por la IM-. Juntos incautaron la mercadería de los trabajadores, lo que causó incidentes. Previo a continuar aclaro que la justificación para el desalojo se sustenta en que los hippies no cumplen con una normativa municipal. No se puede ocupar lugares públicos para dedicarse a la venta.
Uno podría afirmar que estos artistas/trabajadores no molestan a nadie. Es más, generalmente son una atracción para los turistas y un colorido de nuestras plazas. Al ser artesanos, ni siquiera venden –naturalmente- nada de contrabando.
Tampoco venden sustancias prohibidas, aunque no niego que utilicen algunas para consumo propio. Hasta 100 gramos por persona tenemos permitido. Nada que hacer para la Intendencia en este caso. Vivo a una cuadra de la comisaría del barrio y a media cuadra de la boca de pasta base correspondiente al Centro Comunal Zonal nº 13. Todos sabemos lo que allí pasa menos la policía y la IM.
No se entiende la dureza. Tal vez Ana Olivera es del parecer de Ronald Reagan. El ex presidente de Estados Unidos veía a los hippies como “alguien que tiene el aspecto de Tarzán, anda como Jane y huele como Cheetah” ¿Será por esta razón que la intendenta pretende “liberarnos” de ellos? Los desalojos han sucedido en otras plazas desde el año pasado. Cagancha, Independencia, Mercado del Puerto, entre otras.
Por otro lado, vemos a diario espacios públicos de nuestra ciudad repletos de “indeseables”. Para nosotros. No para quienes gobiernan Montevideo. Los vagabundos, los rateros y otros individuos no muy amigables tienen el derecho a estar en las plazas. No existe normativa municipal contra ellos. O simplemente a la comuna no le interesa desterrarlos.
Deberían. Así como deberían dejar trabajar a aquellos que lo hacen sin molestar. Y no solo eso, sino que además son prestadores de un encanto turístico para la ciudad; la IM podría valorarlo como una contraprestación por “ocupar” lugares públicos para ganarse la vida.
Los artesanos. Todos pensamos en ellos adornando nuestros espacios públicos. Vendiéndonos collares, pulseras y tobilleras que solo usamos en verano. Dibujando caricaturas ingeniosas. Manufacturando adornos extraños. Las plazas estarán vacías de color y no se sabe hasta cuándo.
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viernes, 1 de abril de 2011
PODCAST: Lali, cantante urbana
En esta oportunidad historiasdelabolsa entrevistó a Lali, una cantante y compositora uruguaya que forma parte de los Artistas Callejeros Asociados.
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GANAR ACÁ NO ES SUFICIENTE PARA GANAR ALLÁ
Los hinchas de Nacional y Peñarol están contentos y esperanzados. La semana pasada, los aurinegros le metieron cuatro goles al meritorio equipo de El Tanque Sisley; ayer a la noche, Nacional también le ganó por goleada al meritorio El Tanque Sisley. Los hinchas de Nacional y Peñarol tienen esperanza de que sus equipos triunfen en la Copa Libertadores; le quedan a ambos dos partidos de local y están obligados a ganarlos. ¿Pero la esperanza del hincha está basada en algo más que la pasión?
No. Los jugadores de El Tanque llegaron al Parque Central en sus autos particulares; sin haber entrenado los dos días previos al partido a modo de protesta por salarios impagos. ¿Son estos equipos la vara adecuada para medir el nivel de juego de los “grandes” uruguayos?
No. Pasemos a los hechos: Peñarol salió tres veces del país para jugar por la Copa; en dos de tres partidos se vino con la canasta llena. Nacional pasó vergüenza en México contra el América y no hizo valer la localía al perder en el Parque contra Argentinos Juniors.
Fuente: historiayfutbol.obolog.com |
Nacional campeón de América con Marcelo Gallardo como figura principal no me cierra. Tampoco imagino a Peñarol levantando la Copa Libertadores con Antonio Pacheco como capitán y figura. Y está fuera de duda la trayectoria que ambos jugadores tuvieron. Y allí mismo está el punto de inflexión: tuvieron. Siguen marcando diferencia a nivel local -contra El Tanque y compañía- pero no a nivel internacional. Allá trabajan diferente: los buenos equipos cuentan con jugadores de calidad y en plenitud. Acá se conforman con la calidad y se olvidan de la vigencia y de la fortaleza física, vitales a la hora de conseguir logros importantes.
Fuente: lavozdenacional.com |
En 1989 Nacional conseguía lo que, hasta ahora, iba a ser su última victoria a nivel internacional; los tricolores levantaban en el Centenario la Copa Interamericana, en un ciclo en el cual también ganaron la Libertadores y la Intercontinental un año atrás. La épica victoria de Peñarol en 1987 en Santiago de Chile, donde los carboneros consiguieron su quinta Copa Libertadores también iba a ser la última sonrisa de los mirasoles. Decía Nacional y decía Ostolaza, Hugo de León, Daniel Fonseca. Decía Peñarol y los nombres Obdulio Trasante, Perdomo, Diego Aguirre aparecían en mi mente ganando cosas importantes. Todos jugadores de trayectoria distinguida, todos en su auge futbolístico. Todos listos para ganar.
Hasta no dar un salto de calidad, no volveremos a ver a un equipo uruguayo en lo más alto del contexto internacional. ¿Cómo traer jugadores de calidad y con vigencia? No lo sé. Si sé que para ganar eso es lo mínimo que se necesita. Los dirigentes de Peñarol y Nacional están obligados a encontrarle la vuelta a este problema. Están obligados a darse cuenta que ganar acá no es suficiente para ganar allá.
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