Montevideo es una ciudad repleta de “arte” urbano. No hay cuadra que no tenga al menos una casa o un muro grafiteado, pinturrajeado o empapelado. Los montevideanos somos expresivos, queremos compartir algo con el mundo. Muchos utilizan las paredes de la vecina como lienzo en blanco, otros escribimos en Internet. ¿Cuál es más efectivo? La futura popularidad de mi blog dirá.
Los grafitis “deportivos” arrasan en Montevideo. Artistas nacionalófilos y carboneros muestran con sus pinturas quien “manda” en ese barrio. Este tipo de arte es efímero y está en constante cambio. Cuando uno escribe por primera vez un “texto” partidario inicia una cadena sin fin. Al otro día seguramente un integrante del cuadro rival va a tachar ese grafiti, o si es más ingenioso le agregará algo. Un grafiti que diga “el manya manda” es cuestión de días para que se convierta en “el manya manda preso”. Un derroche de originalidad.
Foto: amigosmuseoblanes.blogspot.com |
Otro tipo de grafiti es el ingenioso. Existen personas con buenas ideas, frases que te dejan pensando, que te producen gracia o, incluso, que te tranquilizan. Leer todos los días rumbo al trabajo por la calle Paraguay “tranquilo, vas en hora”, me calma. Hasta que miro el reloj nuevamente.
Las pintadas tontas me hacen rabiar. Generalmente son autoría de amigos que salen borrachos a descontrolar la noche. Suelen involucrar nombres propios, los nombres de sus novias y alguna ocurrencia del momento. Una pobre señora que vive en la calle Coronel Raíz, en el barrio La Blanqueada, tiene que convivir a diario con un “yo no fui”. Está pintado en rojo debajo de la ventana de su cuarto. Vándalos.
Y los grafitis políticos. Más que grafitis, grandes pintadas. Sus autores son poco pudorosos. Se dejan ver en vía pública ensuciando las paredes. Ni que estuvieran del lado de la autoridad.
Salvo estas últimas, el resto de las pintadas aparecen de la noche a la mañana. Estos tipos se mueven sigilosamente. Son como gatos que se pasean en la noche sin nada mejor que hacer. Sus obras son diversas. Algunas buenas, otras malas. Nos acompañan a donde vayamos. Sea caminando o en ómnibus, todos las vemos. El grafiti es un buen medio de comunicación. Que sea mejor aprovechado.
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