jueves, 20 de mayo de 2010

“ESTO NO PARECE FÚTBOL, PARECE GUERRA”

Además de las 50.000 personas que disfrutaron del mayor evento deportivo del Uruguay, fuera del estadio hay gente que lo “soporta” como puede.
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La previa a un clásico entre Nacional y Peñarol. Fanáticos de ambos equipos, vendedores de banderas y gorros, de maníes y garrapiñada; policías, coraceros, vecinos que nada tienen que ver con el fútbol, pero hoy sí. En horas se juega una nueva edición del súper clásico del fútbol uruguayo, lo que afecta tanto directa como indirectamente a la casi totalidad de nuestro país.
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Debido al amplio operativo de seguridad coordinado entre el Ministerio del Interior y Jefatura de Policía, ambas parcialidades deben acceder al Estadio Centenario por caminos preestablecidos. Los hinchas de Peñarol deberán ingresar por los accesos ubicados detrás de la tribuna Amsterdam, tanto los que van a esa tribuna como los que asistirán a las tribunas Olímpica y América. Por su parte, los parciales de Nacional lo harán por las calles aledañas a la tribuna Colombes. El estadio estará literalmente dividido en dos partes. “Es necesario hacer esto” explica Ariel Souto, un joven policía; “antes, cuando no se hacían estos operativos, todo lo que es Avenida Italia y Centenario era un campo de batalla”.
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Hoy, yendo por Avenida Italia y adentrándose en Las Heras, el amarillo y negro predomina por sobre los demás colores. Esa es zona carbonera. No parece ser “zona” de aquellas personas que a diario viven allí; la mayoría de las persianas están cerradas y no hay gente fuera de sus casas aprovechando el domingo de descanso. Los hinchas aurinegros -algunos- se encaminan al estadio, otros se entonan empinando un vino en caja. “Cada vez que juega Nacional contra Peñarol es lo mismo; esto no parece un partido de fútbol, parece guerra”, revela Rodolfo Aguel de 61 años, mientras un padre pasa de la mano con su pequeña hija, ambos vistiendo la blusa manya. “Las personas normales estamos obligados a cerrar las persianas, a no dejar a nuestros nietos jugar tranquilos en el frente. Todo por culpa de los violentos”; desde detrás de la reja de su casa -aislado de la zona destinada para los hinchas de Peñarol- Rodolfo denota indignación en sus palabras: “tienen que haber más policías, más detenciones, así se termina con todo esto”. Al parecer, los más de 1100 efectivos policiales destinados al evento no son suficientes.
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Avenida 8 de Octubre y Jaime Cibils. Sector tricolor. No se ve a nadie con colores aurinegros, es todo rojo, azul y blanco. Un grupo de veinteañeros caminan por la avenida rumbo a la sede del Club Nacional de Football, lugar de encuentro de la barra brava; cantan, gritan, fuman y toman alcohol sin importarles los probables controles de alcoholemia a los que podrían ser sometidos. “Vienen borrachos, algunos están tomando desde la mañana”, asegura Hilda Rocha, vecina que reside en la calle Jaime Cibils a una cuadra de la sede. “A la vuelta, cuando termina el partido es peor; siempre hay corridas, pedradas, vidrios rotos y problemas con la policía”; “a mi nieto, que viene siempre con el auto le pido por favor que lo entre. No va a ser la primera vez que algún coche se quede sin vidrios” agrega con propiedad.
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Más cercano al Centenario, Pablo Taboada de 36 años camina alrededor de su puesto gritando repetidamente y con voz grave: “¡banderas!”. “Tenés que estar atento de que no pase alguno de vivo y te quiera robar alguna”, cuenta Pablo mientras le da el cambio a un cliente. “Es un ambiente complicado, pero la mayoría es gente de bien, son los menos los malandros”. Pasa un padre con sus dos hijos y se lleva dos banderas de Nacional; “le guste a quien le guste hoy es cuando más vendemos” dice con una sonrisa.
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Se acerca la hora del partido. Algunas pequeñas corridas, embotellamiento para ingresar, nada más. En la radio afirman que son más de 300 los detenidos por disturbios de distinta índole. Algunos opinan que no parece en partido de fútbol, que se asimila a una guerra por el ambiente previo que se vive; otros aprovechan para ganar algún peso extra; 50.000 personas lo viven pasionalmente dentro del coloso de cemento y otras tantas desde su casa o desde bares; 22 jugadores dejan su máximo esfuerzo en la cancha. Lo cierto, es que el superclásico entre Nacional y Peñarol repercute directa o indirectamente en todo un país.

martes, 11 de mayo de 2010

EDICIÓN DEL PERFIL DE UN COMPAÑERO

PERFIL ESCRITO POR: JUAN IGNACIO TEJEDOR

martes, 4 de mayo de 2010

ESTRUCTURA DE REPORTAJE SOBRE CIUDAD JUÁREZ

TÍTULO. “LA MUERTE IMPARABLE”

Con este titular se refleja la principal característica de la ciudad de Juárez. Allí existe un alto índice de asesinatos por día, problema sobre el cual no se avizoran soluciones y que aumenta con el paso del tiempo. Al especificar en el antetítulo que se trata de un reportaje sobre Ciudad Juárez, genera intriga en el lector, ¿qué sucede en esa ciudad en la cual la muerte es imparable? La combinación entre el antetítulo y el título invita a seguir leyendo.

COPETE

Aquí, el escritor además de situar espacialmente a la ciudad en cuestión revela un dato clave: en Ciudad Juárez se registran una media de cinco muertes violentas por día. Este aporte, a la vez que le agrega información a lo escrito en el titular, da cuenta de la violencia que se vive en esa ciudad. Continúa brindando información sobre este lugar, lo que genera intriga por saber qué es lo que sucede en Ciudad Juárez que hay tantas muertes.

DESARROLLO

El periodista elige comenzar el reportaje relatando una situación particular: el asesinato de un niño de 14 años. Hace esto con la intención de afirmar lo que previamente mencionó tanto en el título como en el copete; en esa ciudad se suceden muchos asesinatos y nadie está a salvo de estos hechos. Cualquier persona puede ser asesinada en cualquier momento. Con estos primeros párrafos se deja clara esa sensación.

Tensión narrativa: la tensión narrativa la genera con la dureza de ciertos hechos que se suceden, y que por la naturaleza de los mismos son impactantes para el lector. Asimismo, para reflejar estas situaciones, Pablo Ordaz opta por citar el diálogo original; esto le da mayor credibilidad y cercanía con los hechos al reportaje. Ejemplo:

Es un vehículo oficial, un patrullero de la policía municipal. No le queda un trozo de chapa sano.
- ¿Una emboscada de los narcos?
- No. Los militares tenían instalado un control. Les dieron el alto. Los policías no quisieron parar. Los militares abrieron fuego. Los mataron a los dos.
Nada personal.

A continuación baja la tensión cambiando el tema y aportando un nuevo contexto. Es otro comienzo de una nueva pequeña historia –de las muchas- que recogió en su pasaje por Ciudad Juárez. Con un constante uso de frases cortas y contundentes aumenta el ritmo de la historia, otra buena manera de manejar la tensión.

Utiliza un orden cronológico. El primer asesinato que avizora, el encuentro con el policía, y los diferentes momentos que recorre junto a ellos hasta el final del operativo. El uso de citas para reflejar el verdadero pensamiento de aquellos que viven en esa ciudad, es también utilizado para relacionar las diferentes partes de la historia. Además, cada suceso narrado tiene las mismas cosas en común: el constante peligro de muerte, el narcotráfico y la relación con la policía y las fuerzas armadas.

El cierre es -como lo marca el título, el copete y el desarrollo del reportaje- con una muerte; de todas maneras, el autor deja en claro que vendrán más.